Hoy
tenemos las entrevistas ante la televisión y parece que lo tenemos
todo controlado. Annie da por finalizada la práctica y se muestra
satisfecha. Esa tarde me dirijo a ver a Tigris, estoy impaciente por
ver que me tiene preparado, si más no siempre que he ido a verla a
sido por temas de moda.
Es
verdad, no escogí estudiar moda, sino medicina, pero lo hice para
complacer a mis padres que miran con orgullo a todos los médicos,
para ellos utilizaban una mirada que era especial, nunca me habían
mirado así a mi. Era una mirada que brillaba de ilusión, orgullo,
aspiración, esperanza, adoración, admiración. Y la forma de como
hablaban con ellos, como si el doctor fuera un ídolo, por no decir
un Dios. No me alisté en medicina porque me gustara, sino para que
mis padres algún día me miraran de esa manera.
Sin
embargo mi sueño siempre ha sido la moda, siempre he tenido muñecas
y retocado sus trajes, para mi, mi ídolo era Tigris, Lo único que
veía de los juegos eran las pasarelas, sobretodo cuando era Tigris
una de los estilistas. Recuerdo cual fue su último traje, eran unos
conjuntos que radiavan sencilleza y humildad, pero sobretodo la
inocencia de los tributos, amos tenían entre 12-14, fue un tema que
levanto dentro del capitolio una tristeza al ver que estaban matando
a dos niños pequeños. Esta claro que Tigris quería dar pena para
conseguir patrocinadores y no para anular los juegos, pero el
presidente Snow no lo vio así y la echó.
Pero
por lo que creo recordar Tigris logró lo que quería, que le
llovieran paracaídas, no recuerdo si alguno de los dos ganó los
juegos.
A
penas entrar en la sala, Tigris me pasa el vestido, esta incluso más
emocionada que yo.
Me
lo pruebo, está claro que es mucho más sencillo que el otro. Tengo
la clavícula descubierta pero hay unas mangas parecidas a brazaletes
en forma de onda, al igual que la falda. La parte superior es lo más
sencillo que se puede imaginar. Cuando
camino se pueden admirar ondas, no tan realistas como las del traje
del desfile, pero ondas al fin y al cabo.
De
nuestros aliados somos los del 4 primeros, y yo primero, claro.
Están
entrevistando al chico del 3, aunque quiera no consigo prestar
atención y noto como los nervios me corroen desde la punta del dedo
pequeño del pie, hasta la punta más larga de mi pelo lila.
Noto
todos los nervios concentrados y apretados en mi barriga. Mi cabeza
no para de dar vueltas al millón de malas pasadas que puedan ocurrir
una vez delante las cámaras, tropezarme con el tacón, caerme de
morros, que se me levante el vestido.
La
infinidad de malas cosas que pueden ocurrir cuando mi tacón plateado
impacte en la plataforma del escenario, delante de... no sé, muchas
cámaras.
-Beaty,
eres la siguiente, prepárate.
“Tranquilizate,
sonríe, respira, sonríe.”
Justo
cuando estoy lista para salir en doy cuenta de que me he dejado el
colgante.
Y
no, no pienso salir ante las cámaras sin mi colgante.
Sin
mi símbolo.
Sin
mi padre.
Me
intento mentalizar de que no es para tanto.
Pero
me pongo nerviosa como nunca antes me había puesto, noto como el
pánico se apodera de mi. Como me consume el cerebro, desactivando
mis posibles reacciones maduras y firmes.
Aun
así me armo de valor, la verdad no sé exactamente de donde lo saco,
el caso es que lo saco.
Inspiro
antes de salir.
Y
justo en el último segundo alguien me agarra la muñeca.
Me
giro y me encuentro a Manzur quien me da mi colgante. A saber como ha
llegado a sus manos. Da igual, porque no tengo tiempo, así que
empiezo a salir al escenario mientras me lo enrosco el meñique.
Al
llegar miro al público y luego a Caesar.
Se
le ve destrozado no, lo siguiente. A saber por lo que habrá pasado
durante el levantamiento.
Si
me paro a pensar me doy cuenta de que esto es lo que pasa en las
guerras, nunca ganaras y pero siempre perderás mucho, ambos bandos
sufren.
Volviendo
a Caesar, ni en un millón de años podría definir lo muy cambiado y
mal que se le ve.
Para
empezar hace mucho que no se tiñe. Se ve con facilidad las múltiples
canas. Por no mencionar sus entradas, le falta más pelo de lo que yo
recordaba. El peinado intenta disimularlo pero no han logrado mucho,
la verdad.
Su
rostro ahora es muy triste, tal vez sean imaginaciones mías pero
creo que tiene alguna arruga. Sus cejas son también canosas.
Sos ojos están apagados, quiero decir, antes le mirabas a los ojos y
veías el brillo en su mirada, y ahora lo que más destaca es el
negro intenso en sus pupilas.
Y
todo esto sin mencionar su espalda curvada, sus hombros caídos, sus
brazos muertos y su sonrisa triste.
Si
a esto le sumo el hecho de que el traje que lleva está usado...
Subo
y noto como me aplauden y vitorean, incluso oigo algún que otro
piropo, pero no me sonrojo, supongo que si no lo dice Austin no es lo
mismo.
Al
fin nos sentamos.
-Bienvenida
a los juegos, Beaty. - Me dice Caesar.
-Muchísimas
gracias, Caesar. - noto que no es suficiente para una tributo tan
“emocionada” como debo ser. - es un honor para mí. - Añado.
-Bueno,
no te podrás quejar... Tu entrada ha sido realmente fascinante.
-Totalmente
de acuerdo, Tigris ha hecho un trabajo realmente espectacular.
-Hablemos
de tu puntuación. Un ocho, no está nada mal viniendo de una
jovencita del capitolio.
-La
verdad es que me he esforzado en los entrenamientos, ya que esta
oportunidad, estar en los juegos, es algo que en el fondo de mi
corazón siempre ha sido como un sueño imposible. Y mira, al final
aquí estoy.
-¿Un
sueño? - Preguta él y pone cara de extrañado.
-A
ver, verás, mi padre antes de morir era encargado y ayudaba a
organizar-los. Yo veía el orgullo que sentía él hacia los
vencedores. Ojalá me hubiera mirado a mi así alguna vez. Mi madre
preparaba 22 galletas deliciosas que enviaba al vencedor; con suerte
nos dejaba probar una a mi y a mi hermano. Y en cuanto a Ayden, él
siempre tenia como ídolos a los vencedores, como modelos a seguir. -
en realidad todo eso no es mentira. - A veces deseaba ser una de esos
vencedores y que mi familia me tratara así – eso sí que es
mentira. -Todos ellos murieron durante la revolución, así que
espero que estén donde estén, vean la vencedora que siempre he
sido.
-¿Por
eso te presentaste voluntaria?- me pregunta.
-Sí,
a penas pude me presenté. - sonrío.
-Wow.
Te sabrás todos los juegos de memoria.
-Claro,
supongo que juego con ventaja en eso.
-Beaty,
¿te puedo hacer una pregunta, tal vez, un poco privada?
-Por
supuesto.
-¿Ese
colgante que llevas en el meñique es el mismo que llevaba tu corona
en el desfile?
-Exacto.
-¿Tiene
algún significado? ¿Es tu símbolo en la arena?
-Efectivamente,
es mi símbolo, significa mucho para mi. Me lo regaló mi madre en
los primeros juegos que ví, me dijo que ella siempre apostaba con el
y le daba suerte, y cuando lo llevo noto que ella esa apostando por
mi, y que cuando vuelva a casa me dará galletas. - entonces sin
razón alguna derramo una lágrima. - Perdón...
-No
pasa nada.
Se
oye la emoción en los presentes.
-Antes
de despedirnos, dime, cuales son tus aspiraciones dentro de la arena.
-Salir
viva de ella. - no lo digo en plan divertido, de hecho lo he dicho
seriamente, pero por alguna razón todos se ponen a reír y yo me uno
a ellos.
Me
despido y voy a beber algo de agua, y me encuentro junto a mis
futuros aliados.
-Beaty,
ven. - me llama Leria que está junto a los demás.
Me
uno a ellos.
-Bueno,Beaty,
- me dice Ladislao - hemos pensado que en la arena, apenas suene la
campana consigue algo con que proteger y escapa hacia el oeste con
Renata. Los demás nos cubriremos para conseguir el máximo de armas
y comestibles en la cournocopia. Dile a Walfredo que él y yo
estaremos abajo cubriendo a Leria, quien subirá más ya que es más
escurridiza y esbelta. En cuanto a las armas, decirnos tres por orden
de preferencia para buscarlas mañana, probablemente consigamos dos
por persona y si podemos más... se intentará.
-De
acuerdo... ems... pues dame una espada, un tirador de dardos y... no
sé...
-Un
mazo! - salta Leria - parecía darsete bien.
-Bueno
sí, - intento sonar forzada – supongo.
Sigo
queriendo guardar el secreto del mazo y no sé exactamente por qué.
-Cuando
salga Walfredo se lo explicas, por favor. - me pide Renata quien
había permanecido callada hasta entonces.
-Claro.
Cuando
menciona a Walfredo me intereso por su entrevista, debo conocerle un
poco después de todos estos días juntos, pero no quiero conocerle
tanto ya que en la arena solo vencerá uno de los dos.
Por
otro lado me siento mal por haber sido tan lejana a él todo este
tiempo. Se cosas suyas, a medias, se que por las noches entrenaba,
pero de hecho nunca se lo he llegado a preguntar, aunque tampoco creo
que ahora sea el momento indicado para hacerlo.
Y
ahora, inocentemente, espero a conocer en una entrevista a quien no
he conocido en todos estos días.
-Walfredo,
tienes una de las mejores notas en la prueba, dime, te sientes
orgulloso? - le pregunta Caesar.
-Si
te soy sincero, no, esperaba más.
-Pero
es una buena nota.
-Ya,
ya lo sé. No digo lo contrario, esta claro que es una buena nota,
pero sé que mi potencial da para más, que podría haber sacado una
nota mejor. Creo que no me esforcé al máximo.
-Veo
que eres un chico auto-exigente.
-Tal
vez, pero si aquí no doy lo mejor de mi mismo, en la arena lo tendré
complicado.
-Oye,
Walfredo, pareces un chico enterado de las noticias entre los
tributos, los “cotilleos” por decirlo de algún modo.
-¿Me
estás llamando cotilla?- dice divertido.
-No,
para nada, pero tal vez seas de los que mejor conozcas a los otros
tributos.
-Se
podría decir que sí.
“Se
podría decir que sí.”
Eso
suena en mi cabeza, que estúpida que he sido, en la arena tendré
que luchar contra ellos y apenas los conozco como para saber su punto
débil. A diferencia de Walfredo que al parecer sí nos conoce.
Me
pregunto que pasará si me acabo enfrentando a él, seguramente
perderé.
-Y
dime, algún romance similar a los trágicos amantes, o algún “sex
symbol”, entre los tributos de este año?
-Romance
no lo sé, en cuanto al “sex-symbol”, ¿Me has visto?. - Mira el
público y guiña un ojo a quien sabe quien. Pero entre el público
se oye un suspiro.
-Uy.
Estás hecho un rompe corazones.
-Que
va. - dice Walfredo sin dejar de sonreír.
-Cierto,
a mi me han dicho por ahí que a quien han roto el corazón es a ti.
-¿Quien?.
-Pregunta él sorprendido.
-Sabes
tú mejor que nadie quien te ha roto el corazón.
-No,
no me refería a quien me ha roto el corazón, si no a quien te lo ha
dicho.
-Mis
fuentes son completamente secretas.
-Bueno,
Caesar, a mi, de momento no me han roto el corazón.
-Veo
que a más de auto-exigente y de “sex-symbol” eres cabezota como
nadie.
-No
soy cabezota, te estoy contando la verdad.
-Bueno,
bueno...- Dice Caesar sin acabar de creérselo,- me encantaría
resolver este misterio pero nos tenemos que despedir.
No
me creo que Caesar se despida con tanta tranquilidad después de
haber desvelado una noticia así, estoy segura de que la “rompe
corazones” de la que habla se encuentra entre nosotros, y aún no
la a entrevistado.
Tengo
razón, cuando sale Leria todo se desvela.
-Ya
tenemos aquí a la heartbreaker. - desvelando todo el
misterio.
-Jajaja,
creo que tengo que desmentir esos rumores- dice
Leria con el mismo carácter alegre de Walfredo. Es fácil de ver que
prácticamente se han criado juntos.
-Oh.
¿Al final no es cierto? - pregunta Caesar con cara de disgustado
-Sintiéndolo
con todo el corazón... no.- se oye un “oh" entre el público.
- En realidad es mi mejor amigo, es como un hermano pequeño para mi.
-Es
una lástima entonces el hecho de que solo pueda salvarse uno... -
dice Caesar.
-En
fin, son cosas del destino. Eso no será un impedimento para mi,
estoy dispuesta a ganarlos, con o sin patrocinadores. - comenta ella.
-La
verdad tus patrocinadores no parecen muchos en comparación a otros
tributos. - dice él como si esturdiera dando el pésame.
-Cierto,
pero no sería la primera vez que gana un tributo sin paracaídas.
-Es
arriesgado. - parece advertir Caesar.
-Pero
no imposible. - contraataca Leria.
-¿Crees
que ganarás?
-Sé
que lo haré.
-Eso
espero. Mucha suerte mañana Leria.
-Gracias.
- concluye y se despiden.
Al
resto de entrevistas, en realidad las ignoro, aunque sé que no
debería hacerlo.
Me
dispongo a buscar a Walfredo para explicarle la táctica y así al
meno hacer algo productivo.
No
lo encuentro.
Me
recorro todo el plató sin respuesta.
En
apenas unos minutos volveremos a salir y no aparece en ningún lugar.
Al
fin lo hallo en un ventanal mirando las estrellas.
-Hola.
- le digo intentando no interrumpir demasiado su meditación.
-Es
increíble. Mañana nos enviaran al infierno a 24 y nos matarán a
23.
-No,
ellos no, nosotros, entre nosotros nos mataremos... - digo sin saber
exactamente por qué razón.
-Verdad,
“técnicamente” tienes razón pero ya me has entendido. - dice.
Yo
me limito a callar.
-¿No
te parece increíble? De ser como los anteriores años estaría
mirando emocionado los juegos...
-Ya.-
le corto- Supongo que las cosas cambian. - digo para no sonar tan
borde.
-¿Tanto?
- ahora se gira y me mira.
-No
lo sé. - Por alguna razón no quiero hablar del tema, creo que me ha
costado asumirlo como para que venga ahora él y su filosofía a
destrozarlo como si nada. - A lo que iba, mañana en la arena tú y
Ladislao cubriréis a Leria y yo huiré con Renata hacia el oeste. Te
están buscando para que les digas tus tres armas en orden de
preferencia.
-Gracias,
ahora iré.
-De
nada, pero me temo que tendrás que ir después porque tenemos que
regresar ante las cámaras.
-De
acuerdo.
Regresados,
se despiden, y yo subo rápidamente a mi dormitorio, sé que todos, o
casi todos se han quedado abajo, pero sé que hoy me costará dormir
y cuanto antes lo haga mejor.
Estaba
equivocada, me dormí rápidamente y estoy muy descansada, de hecho
no he tenido pesadillas. Eso me alegra ya que estoy despejada y eso
será un punto a mi favor.
Así
que aquí estoy con el tubo cerrándose.
En
el último segundo Tigris me pasa mi colgante por abajo con el
cristal casi cerrado.
Me
agacho para cogerlo, y cuando me doy cuenta ya estoy en la arena, me
pongo el colgante y analizo los segundos.
Busco
a Renata. Esta a dos bases a mi derecha.
Busco
escudos y veo uno a poco más de tres bases, pero hacia mi izquierda.
Pienso
en avisar a Renata para que me siga, pero no hay tiempo. Tres. Dos.
Uno.
Corro
hacia mi derecha para buscar el escudo. Tengo ventaja ya que muchos
han tardado en reaccionar, cuando voy a por Renata veo como el chico
del 8 va a a por ella para ahogarla. Consigo placarle y pisarle antes
de que llegue.
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Crítcas constructiva, no destructivas, gracias =)