4: Salir viva de ella.


Hoy tenemos las entrevistas ante la televisión y parece que lo tenemos todo controlado. Annie da por finalizada la práctica y se muestra satisfecha. Esa tarde me dirijo a ver a Tigris, estoy impaciente por ver que me tiene preparado, si más no siempre que he ido a verla a sido por temas de moda.
Es verdad, no escogí estudiar moda, sino medicina, pero lo hice para complacer a mis padres que miran con orgullo a todos los médicos, para ellos utilizaban una mirada que era especial, nunca me habían mirado así a mi. Era una mirada que brillaba de ilusión, orgullo, aspiración, esperanza, adoración, admiración. Y la forma de como hablaban con ellos, como si el doctor fuera un ídolo, por no decir un Dios. No me alisté en medicina porque me gustara, sino para que mis padres algún día me miraran de esa manera.

Sin embargo mi sueño siempre ha sido la moda, siempre he tenido muñecas y retocado sus trajes, para mi, mi ídolo era Tigris, Lo único que veía de los juegos eran las pasarelas, sobretodo cuando era Tigris una de los estilistas. Recuerdo cual fue su último traje, eran unos conjuntos que radiavan sencilleza y humildad, pero sobretodo la inocencia de los tributos, amos tenían entre 12-14, fue un tema que levanto dentro del capitolio una tristeza al ver que estaban matando a dos niños pequeños. Esta claro que Tigris quería dar pena para conseguir patrocinadores y no para anular los juegos, pero el presidente Snow no lo vio así y la echó.
Pero por lo que creo recordar Tigris logró lo que quería, que le llovieran paracaídas, no recuerdo si alguno de los dos ganó los juegos.

A penas entrar en la sala, Tigris me pasa el vestido, esta incluso más emocionada que yo.
Me lo pruebo, está claro que es mucho más sencillo que el otro. Tengo la clavícula descubierta pero hay unas mangas parecidas a brazaletes en forma de onda, al igual que la falda. La parte superior es lo más sencillo que se puede imaginar. Cuando camino se pueden admirar ondas, no tan realistas como las del traje del desfile, pero ondas al fin y al cabo.
De nuestros aliados somos los del 4 primeros, y yo primero, claro.
Están entrevistando al chico del 3, aunque quiera no consigo prestar atención y noto como los nervios me corroen desde la punta del dedo pequeño del pie, hasta la punta más larga de mi pelo lila.
Noto todos los nervios concentrados y apretados en mi barriga. Mi cabeza no para de dar vueltas al millón de malas pasadas que puedan ocurrir una vez delante las cámaras, tropezarme con el tacón, caerme de morros, que se me levante el vestido.
La infinidad de malas cosas que pueden ocurrir cuando mi tacón plateado impacte en la plataforma del escenario, delante de... no sé, muchas cámaras.
-Beaty, eres la siguiente, prepárate.
Tranquilizate, sonríe, respira, sonríe.”

Justo cuando estoy lista para salir en doy cuenta de que me he dejado el colgante.
Y no, no pienso salir ante las cámaras sin mi colgante.
Sin mi símbolo.
Sin mi padre.
Me intento mentalizar de que no es para tanto.
Pero me pongo nerviosa como nunca antes me había puesto, noto como el pánico se apodera de mi. Como me consume el cerebro, desactivando mis posibles reacciones maduras y firmes.
Aun así me armo de valor, la verdad no sé exactamente de donde lo saco, el caso es que lo saco.

Inspiro antes de salir.
Y justo en el último segundo alguien me agarra la muñeca.
Me giro y me encuentro a Manzur quien me da mi colgante. A saber como ha llegado a sus manos. Da igual, porque no tengo tiempo, así que empiezo a salir al escenario mientras me lo enrosco el meñique.
Al llegar miro al público y luego a Caesar.
Se le ve destrozado no, lo siguiente. A saber por lo que habrá pasado durante el levantamiento.
Si me paro a pensar me doy cuenta de que esto es lo que pasa en las guerras, nunca ganaras y pero siempre perderás mucho, ambos bandos sufren.
Volviendo a Caesar, ni en un millón de años podría definir lo muy cambiado y mal que se le ve.
Para empezar hace mucho que no se tiñe. Se ve con facilidad las múltiples canas. Por no mencionar sus entradas, le falta más pelo de lo que yo recordaba. El peinado intenta disimularlo pero no han logrado mucho, la verdad.
Su rostro ahora es muy triste, tal vez sean imaginaciones mías pero creo que tiene alguna arruga. Sus cejas son también canosas. Sos ojos están apagados, quiero decir, antes le mirabas a los ojos y veías el brillo en su mirada, y ahora lo que más destaca es el negro intenso en sus pupilas.
Y todo esto sin mencionar su espalda curvada, sus hombros caídos, sus brazos muertos y su sonrisa triste.
Si a esto le sumo el hecho de que el traje que lleva está usado...
Subo y noto como me aplauden y vitorean, incluso oigo algún que otro piropo, pero no me sonrojo, supongo que si no lo dice Austin no es lo mismo.
Al fin nos sentamos.
-Bienvenida a los juegos, Beaty. - Me dice Caesar.
-Muchísimas gracias, Caesar. - noto que no es suficiente para una tributo tan “emocionada” como debo ser. - es un honor para mí. - Añado.
-Bueno, no te podrás quejar... Tu entrada ha sido realmente fascinante.
-Totalmente de acuerdo, Tigris ha hecho un trabajo realmente espectacular.
-Hablemos de tu puntuación. Un ocho, no está nada mal viniendo de una jovencita del capitolio.
-La verdad es que me he esforzado en los entrenamientos, ya que esta oportunidad, estar en los juegos, es algo que en el fondo de mi corazón siempre ha sido como un sueño imposible. Y mira, al final aquí estoy.
-¿Un sueño? - Preguta él y pone cara de extrañado.
-A ver, verás, mi padre antes de morir era encargado y ayudaba a organizar-los. Yo veía el orgullo que sentía él hacia los vencedores. Ojalá me hubiera mirado a mi así alguna vez. Mi madre preparaba 22 galletas deliciosas que enviaba al vencedor; con suerte nos dejaba probar una a mi y a mi hermano. Y en cuanto a Ayden, él siempre tenia como ídolos a los vencedores, como modelos a seguir. - en realidad todo eso no es mentira. - A veces deseaba ser una de esos vencedores y que mi familia me tratara así – eso sí que es mentira. -Todos ellos murieron durante la revolución, así que espero que estén donde estén, vean la vencedora que siempre he sido.
-¿Por eso te presentaste voluntaria?- me pregunta.
-Sí, a penas pude me presenté. - sonrío.
-Wow. Te sabrás todos los juegos de memoria.
-Claro, supongo que juego con ventaja en eso.
-Beaty, ¿te puedo hacer una pregunta, tal vez, un poco privada?
-Por supuesto.
-¿Ese colgante que llevas en el meñique es el mismo que llevaba tu corona en el desfile?
-Exacto.
-¿Tiene algún significado? ¿Es tu símbolo en la arena?
-Efectivamente, es mi símbolo, significa mucho para mi. Me lo regaló mi madre en los primeros juegos que ví, me dijo que ella siempre apostaba con el y le daba suerte, y cuando lo llevo noto que ella esa apostando por mi, y que cuando vuelva a casa me dará galletas. - entonces sin razón alguna derramo una lágrima. - Perdón...
-No pasa nada.
Se oye la emoción en los presentes.
-Antes de despedirnos, dime, cuales son tus aspiraciones dentro de la arena.
-Salir viva de ella. - no lo digo en plan divertido, de hecho lo he dicho seriamente, pero por alguna razón todos se ponen a reír y yo me uno a ellos.

Me despido y voy a beber algo de agua, y me encuentro junto a mis futuros aliados.
-Beaty, ven. - me llama Leria que está junto a los demás.
Me uno a ellos.
-Bueno,Beaty, - me dice Ladislao - hemos pensado que en la arena, apenas suene la campana consigue algo con que proteger y escapa hacia el oeste con Renata. Los demás nos cubriremos para conseguir el máximo de armas y comestibles en la cournocopia. Dile a Walfredo que él y yo estaremos abajo cubriendo a Leria, quien subirá más ya que es más escurridiza y esbelta. En cuanto a las armas, decirnos tres por orden de preferencia para buscarlas mañana, probablemente consigamos dos por persona y si podemos más... se intentará.
-De acuerdo... ems... pues dame una espada, un tirador de dardos y... no sé...
-Un mazo! - salta Leria - parecía darsete bien.
-Bueno sí, - intento sonar forzada – supongo.
Sigo queriendo guardar el secreto del mazo y no sé exactamente por qué.
-Cuando salga Walfredo se lo explicas, por favor. - me pide Renata quien había permanecido callada hasta entonces.
-Claro.
Cuando menciona a Walfredo me intereso por su entrevista, debo conocerle un poco después de todos estos días juntos, pero no quiero conocerle tanto ya que en la arena solo vencerá uno de los dos.
Por otro lado me siento mal por haber sido tan lejana a él todo este tiempo. Se cosas suyas, a medias, se que por las noches entrenaba, pero de hecho nunca se lo he llegado a preguntar, aunque tampoco creo que ahora sea el momento indicado para hacerlo.
Y ahora, inocentemente, espero a conocer en una entrevista a quien no he conocido en todos estos días.
-Walfredo, tienes una de las mejores notas en la prueba, dime, te sientes orgulloso? - le pregunta Caesar.
-Si te soy sincero, no, esperaba más.
-Pero es una buena nota.
-Ya, ya lo sé. No digo lo contrario, esta claro que es una buena nota, pero sé que mi potencial da para más, que podría haber sacado una nota mejor. Creo que no me esforcé al máximo.
-Veo que eres un chico auto-exigente.
-Tal vez, pero si aquí no doy lo mejor de mi mismo, en la arena lo tendré complicado.
-Oye, Walfredo, pareces un chico enterado de las noticias entre los tributos, los “cotilleos” por decirlo de algún modo.
-¿Me estás llamando cotilla?- dice divertido.
-No, para nada, pero tal vez seas de los que mejor conozcas a los otros tributos.
-Se podría decir que sí.
Se podría decir que sí.”
Eso suena en mi cabeza, que estúpida que he sido, en la arena tendré que luchar contra ellos y apenas los conozco como para saber su punto débil. A diferencia de Walfredo que al parecer sí nos conoce.
Me pregunto que pasará si me acabo enfrentando a él, seguramente perderé.
-Y dime, algún romance similar a los trágicos amantes, o algún “sex symbol”, entre los tributos de este año?
-Romance no lo sé, en cuanto al “sex-symbol”, ¿Me has visto?. - Mira el público y guiña un ojo a quien sabe quien. Pero entre el público se oye un suspiro.
-Uy. Estás hecho un rompe corazones.
-Que va. - dice Walfredo sin dejar de sonreír.
-Cierto, a mi me han dicho por ahí que a quien han roto el corazón es a ti.
-¿Quien?. -Pregunta él sorprendido.
-Sabes tú mejor que nadie quien te ha roto el corazón.
-No, no me refería a quien me ha roto el corazón, si no a quien te lo ha dicho.
-Mis fuentes son completamente secretas.
-Bueno, Caesar, a mi, de momento no me han roto el corazón.
-Veo que a más de auto-exigente y de “sex-symbol” eres cabezota como nadie.
-No soy cabezota, te estoy contando la verdad.
-Bueno, bueno...- Dice Caesar sin acabar de creérselo,- me encantaría resolver este misterio pero nos tenemos que despedir.

No me creo que Caesar se despida con tanta tranquilidad después de haber desvelado una noticia así, estoy segura de que la “rompe corazones” de la que habla se encuentra entre nosotros, y aún no la a entrevistado.
Tengo razón, cuando sale Leria todo se desvela.
-Ya tenemos aquí a la heartbreaker. - desvelando todo el misterio.
-Jajaja, creo que tengo que desmentir esos rumores- dice Leria con el mismo carácter alegre de Walfredo. Es fácil de ver que prácticamente se han criado juntos.
-Oh. ¿Al final no es cierto? - pregunta Caesar con cara de disgustado
-Sintiéndolo con todo el corazón... no.- se oye un “oh" entre el público. - En realidad es mi mejor amigo, es como un hermano pequeño para mi.
-Es una lástima entonces el hecho de que solo pueda salvarse uno... - dice Caesar.
-En fin, son cosas del destino. Eso no será un impedimento para mi, estoy dispuesta a ganarlos, con o sin patrocinadores. - comenta ella.
-La verdad tus patrocinadores no parecen muchos en comparación a otros tributos. - dice él como si esturdiera dando el pésame.
-Cierto, pero no sería la primera vez que gana un tributo sin paracaídas.
-Es arriesgado. - parece advertir Caesar.
-Pero no imposible. - contraataca Leria.
-¿Crees que ganarás?
-Sé que lo haré.
-Eso espero. Mucha suerte mañana Leria.
-Gracias. - concluye y se despiden.
Al resto de entrevistas, en realidad las ignoro, aunque sé que no debería hacerlo.
Me dispongo a buscar a Walfredo para explicarle la táctica y así al meno hacer algo productivo.
No lo encuentro.
Me recorro todo el plató sin respuesta.
En apenas unos minutos volveremos a salir y no aparece en ningún lugar.
Al fin lo hallo en un ventanal mirando las estrellas.
-Hola. - le digo intentando no interrumpir demasiado su meditación.
-Es increíble. Mañana nos enviaran al infierno a 24 y nos matarán a 23.
-No, ellos no, nosotros, entre nosotros nos mataremos... - digo sin saber exactamente por qué razón.
-Verdad, “técnicamente” tienes razón pero ya me has entendido. - dice.
Yo me limito a callar.
-¿No te parece increíble? De ser como los anteriores años estaría mirando emocionado los juegos...
-Ya.- le corto- Supongo que las cosas cambian. - digo para no sonar tan borde.
-¿Tanto? - ahora se gira y me mira.
-No lo sé. - Por alguna razón no quiero hablar del tema, creo que me ha costado asumirlo como para que venga ahora él y su filosofía a destrozarlo como si nada. - A lo que iba, mañana en la arena tú y Ladislao cubriréis a Leria y yo huiré con Renata hacia el oeste. Te están buscando para que les digas tus tres armas en orden de preferencia.
-Gracias, ahora iré.
-De nada, pero me temo que tendrás que ir después porque tenemos que regresar ante las cámaras.
-De acuerdo.
Regresados, se despiden, y yo subo rápidamente a mi dormitorio, sé que todos, o casi todos se han quedado abajo, pero sé que hoy me costará dormir y cuanto antes lo haga mejor.

Estaba equivocada, me dormí rápidamente y estoy muy descansada, de hecho no he tenido pesadillas. Eso me alegra ya que estoy despejada y eso será un punto a mi favor.
Así que aquí estoy con el tubo cerrándose.
En el último segundo Tigris me pasa mi colgante por abajo con el cristal casi cerrado.
Me agacho para cogerlo, y cuando me doy cuenta ya estoy en la arena, me pongo el colgante y analizo los segundos.
Busco a Renata. Esta a dos bases a mi derecha.
Busco escudos y veo uno a poco más de tres bases, pero hacia mi izquierda.
Pienso en avisar a Renata para que me siga, pero no hay tiempo. Tres. Dos. Uno.


Corro hacia mi derecha para buscar el escudo. Tengo ventaja ya que muchos han tardado en reaccionar, cuando voy a por Renata veo como el chico del 8 va a a por ella para ahogarla. Consigo placarle y pisarle antes de que llegue.

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